Estoy leyendo Los perros de Riga de Henning Mankell, y me llama la atención un párrafo donde el protagonista, el poli Wallander va a un hotel de una ciudad de Letonia acompañado de una mujer, para descansar y despistar a sus perseguidores; entra al hotel, como digo, y la mujer acompañante, que es letona, le dice algo a la recepcionista, la cual se sonroja, cosa que advierte nuestro poli. Le pregunta a su acompañante qué le ha dicho para que se sonroje, contestándole que querían la habitación solo para unas horas y que no estaban casados...
O esta recepcionista empezaba a trabajar ese mismo día, o en ese hotel solo duerme gente casada, o, no se, la forma de ser Letona es muy distinta que aquí...Ya se que son licencias del autor para que la historia encaje, pero...
Sonrojarme, me he sonrojado muchas veces en este trabajo, pero no porque alguien quiera pasar unas horas con alguien, eso aquí te lo piden directamente, hasta que le envíes una chica o chico, tú, recepcionista, que tienes por ahí algun numero de teléfono...
El verdadero sonrojo me viene a veces con la estupidez del género humano.