Un día de estos me voy a llevar un par de bofetadas y cuento:
-Mire, que acabo de subir a la habitación y no soy capaz de abrir la puerta con la tarjeta esta...-me dice un hombre en recepción.
estaba un poco liado de trabajo en ese momento, así que le digo:
-No se preocupe, dígame su nombre, que inmediátamente le doy otra tarjeta.
-Juan Sin Nombre
Miro en el ordenador: 208
-Muy bién; aquí la tiene.
-Gracias.
No pasaron ni 5 minutos cuando este hombre estaba otra vez allí, con menos humor, si es que traía humor la primera vez, diciéndome qué es lo que le había dado, porque no abría la puerta tampoco.
Al ver la pinta que tomaba aquello, y sabiendo yo que el aparato de grabar la banda magnética de las llaves funcionaba perfectamente, digo:
-Un momento que le acompaño...
Cogí una llave maestra que tenemos a nuestra disposición y me dirigí hacia la habitación acompañando a este señor, que me decía en el ascensor:
-No sé que pasa. Esta mañana funcionaba perfectamente, en cambio ahora...
-Bueno, vamos a verlo, puede que el mecanismo de la cerradura no funcione perféctamente.
-¿Qué número de habitación tiene?
-209.
Llegamos delante de la puerta 209:
-Déjeme la llave, por favor...
Introduzco la llave en la ranura y, efectivamente, una lucecita roja me indica que esa llave no puede abrir esa cerradura; saco la maestra y, ahora sí, ahora abre perfectamente, pero al ir por el pasillo comentando con este señor algo de la llave me doy cuenta que la televisión está encendida y que sobresalen, visto desde el ángulo del centro del pasillo de entrada, sobresalen encima de la cama unos pies de un joven echado...
-Hola...buenas...digo mirando primero al de la cama y luego al señor que está al lado mío...
-Huy...pe...pe...perdone...creo que me he equivocado de habitación...
Entonces fúe cuando yo recordé que en recepción estaba registrado con la habitación 208.
Lo que había ocurrido es que este joven estaba tranquilamente en su habitación 209 echando la siesta viendo la tele, mientras alguien intentaba entrar con una llave que en realidad abría la habitación 208.
Siempre que alguien nos pide un duplicado de llave o una nueva llave, verificamos su identidad para que no pase justo lo que le pasó a este señor: según dijo luego estaba obcecado en que la suya era la número 209.
¡Algún día la vamos a liar irrumpiendo en una habitación "habitada" por dos "seres" en plena "batalla"...(:P