Me gusta el extranjero que pone algo de esfuerzo en hablar en castellano.
No me gusta el extranjero que te suelta una parrafada de 48 palabras, le dices que por favor lo repita un poco más despacio, y efectivamente lo repite, pero a la misma velocidad (o más)
Así que hoy, cuando uno de ellos en un precario castellano me dice que necesita dos "servilletes", se las suben y dice con gestos que no, que lo que necesita son toallas, se ríen y amablemente se le da un par de toallas blancas como la nieve...pensando en el mérito que tiene en haberlo intentado en un idioma extraño para él, porque seguramente si lo dice en inglés se le entiende a la primera.