Por aquel tiempo, existía un restaurante del Hotel justo encima del último piso de habitaciones,(todavía quisiera conocer al lumbreras de "ingeniero" que proyectó esto) un restaurante con su cocina etc. en el último piso del edificio con unas vistas impresionantes...
En este restaurante, como tal, se celebraban todo tipo de eventos, distintos a los que se podrían celebrar en el restaurante de la planta baja del Hotel, bastante más pequeño.(Un día habrá que hablar sobre los restaurantes de Hotel, que parece que no tienen la misma solera que un restaurante normal, y os puedo asegurar que muchas veces la cocina de uno de Hotel supera cien veces al restaurante famoso de la esquina...)
Decía que en este restaurante de las alturas se celebraban, por ejemplo, bodas. Y fué en una de ellas cuando ocurrió algo que creo que contaré a mis nietecitos (cuando vengan...)

Ese día se celebraba un banquete de boda en el restaurante y el Hotel estaba lleno, con un grupo bastante numeroso de clientes que venían a alguna convención o congreso, no recuerdo exactamente. Claro, una sala de restaurante con, digamos, 150 personas sentadas en sus sillas no se están completamente inmóviles. Cada pequeño movimiento con la silla o simplemente hablando, multiplicado por 150 da una idea del ruido que tenían que soportar estos clientes de las habitaciones del piso inmediatamente inferior...
Y no digamos cuando comenzaba el baile...
Ese día estaba yo en recepción, cuando se me acerca una chica:
-Hola, mira, soy la responsable de este grupo que estamos alojados en el Hotel, y vengo para decirte que me han llamado de la habitación 415 para decirme que tienen un ruido insoportable en la habitación, que parece que están desfilando 100.000 soldados encima de ellos. Yo también lo oigo y no se que es lo que pasa porque a esta hora no es normal...
Creo que me quedé sin habla durante unos segundos porque vi a la chica que me miraba cada vez mas fíjamente, así que balbuceé:
-Perdone. Ahora mismo llamo al restaurante de arriba para que baje el volúmen un poco la orquesta del baile de la boda que se está celebrando allí.
-¿Cómo?¿Se está celebrando una boda justo encima nuestro?
Esto es inadmisible...
Después de rellenar el libro de reclamaciones, se fué al despacho del director para hablar con él.
Mientras, el recepcionista que era yo por desgracia, todavía estaba fuera de onda, pensando:

-¡¡¡Dios mío!!!
Qué ruido tiene que haber ahí arriba...
Cuando hasta un grupo de SORDOMUDOS es capaz de oir lo que está ocurriendo encima suyo y quejarse de lo que oyen...

Y es que efectivamente, el de la convención que estaba alojado en el Hotel era un grupo de sordomudos.
La verdad es que era algo inaudito que pudiera existir un restaurante encima de unas habitaciones de Hotel. Aquella época tuvimos que oir de todo en Recepción y con razón. Menos mal que finalmente la dirección del Hotel se dió cuenta que aquello no podía continuar así, dando una imagen espantosa del Hotel...
Era la tónica de todos los sábados.
Había gente que se marchaba del Hotel, otros, con más humor, preguntaban si podían tomar una copa y bailar con la novia ya que no podían dormir la siesta...