Cuando aquel día de febrero de hace unos cuantos años ya, puse el primer pie en el hall del Hotel por la mañana, supe que algo había pasado porque desde lejos noté que mi compañero del turno de noche estaba un poco alterado.
-Buenos días, vaya noche he pasado. ¿Has podido dormir algo con este temporal?
Tenía razón. La noche había sido muy movida y según había oído en el coche al venir, fueron muchos los árboles que el viento había derribado, sin contar las numerosas salidas de los bomberos para retirar macetas y andamios tirados por el fuerte viento.
-Anoche, nada más llegar,-siguió contándome- tuve que subir al último piso para tapar un ventanal que había destrozado el viento. Como las rachas seguían, tuve que colocar una mesa colocada de pié en vertical para no dejar entrar la lluvia. Buff ¡¡. Eso para empezar. A eso de las tres, -siguió-oí un ruido enorme que provenía de la calle. Después de salir y mirar un poco no vi nada raro, aunque no se veía mucho por la falta de iluminación. Volví dentro y al poco tiempo vino un vecino de la casa de al lado diciendo si podía mirar desde los pisos superiores del Hotel para mirar su tejado ya que algo había roto las tejas y se había introducido un poco en la zona de los desvanes, pero que sin luz no sabía lo que era. Subí con él, y después de un buen rato mirando por una ventana hacia su tejado no vimos nada anormal, aunque sin luz apenas distinguíamos una mancha algo distinta en la zona donde indicaba. Al poco tiempo, ha venido un trabajador de la operadora de telefonía móvil que tiene instalada una antena en la terraza del Hotel porque tenían problemas con ella. Al bajar me ha dicho que algo se había roto en la terraza porque se veían trozos de ladrillos y pared en el suelo.
-¿Trozos de pared?-Le contesté-¿En la terraza?
-Si. Así es. Yo mismo he subido después de decirmelo y apenas he visto con la linterna trozos de pared por el suelo, aunque menudo miedo he pasado ahí arriba con ese viento tan fuerte que me arrastraba y sin ver tres en un burro...
-Ahora mismo subo con José (mantenimiento, acaba de llegar) para echar un vistazo...
Subimos, y al abrir la puerta de la terraza nos tenemos que agarrar al marco y a la puerta para no ser arrastrados por la fuerza del viento.
Es muy difícil ver lo que hay en el suelo de la terraza pero como no nos atrevemos a salir más lejos por ella, ya que la lluvia cae horizontalmente y como balas, nos damos la vuelta, y es entonces cuando José me para con un gesto de la mano y dice:
-Un momento. Ahí en el centro de la terraza, donde están esos cascotes, ¿no estaba ahí la caseta donde se guarda la maquinaria del aire acondicionado?
Bajamos y contamos al compañero nocturno todo lo visto, y es cuando él nos contesta:
-Ostias...Lo del tejado del vecino...es la caseta que ha volado al otro lado de la calle...