Esto del hotel se parece cada vez más a la propia vida, hay momentos buenos, otros malos, regulares, de enviarlo todo a hacer puñetas, gozar, sufrir...
Hoy toca momentos del día a día:

Una familia compuesta por padres jóvenes y niño más joven todavía, unos 4 años, se acerca a la puerta del hotel. Como siempre, el niño entra corriendo por delante, se abre la puerta automática pero las siguientes puertas de cristal NO se abren automáticamente, sino que hay que empujarlas, cosa que el niño no sabe, así que se da un buen coscorrón con el cristal. Los padres lo único que hacen ante los lloros del crío es REIRSE...

Un cliente baja diciendo que se le habrá borrado la banda magnética de la llave, tal vez por estar en el bolsillo cerca del móvil, y dice preocupado si podrá abrir la caja fuerte de la habitación si le hago otra llave. Le contesto que no se preocupe que lo único que voy a hacer es una copia de la anterior.

Otro cliente al llegar, y mientras se rellena la ficha de entrada comenta que se ha "chupado" 1.500 Kms. de carretera, que lleva 23 horas levantado y que le de una buena habitación.

Una chica con rasgos orientales y en inglés, señala un punto en el plano de la ciudad y cuando a mí se me ocurre que me va a preguntar como otros miles de miles de viajeros que dónde está ubicado el edificio, va y me sorprende preguntando si sé quien es el arquitecto de dicho edificio.
Y vaya si lo sé...como que cada vez que se menciona lleva asociada al nombre la coletilla del arquitecto que lo creó...