No me puedo quejar.
Pues eso mismo, que no me puedo quejar.
En mi puesto de trabajo, en horario de trabajo y he asistido a un pequeño recital de una significativa artista de gira por el país, y con actuación en esta ciudad, a la vez que pequeña jam-sesion en el hall del hotel, a tres metros de mi vista ( y mis oídos...).
Según parece, alguien del lugar ha venido con su acordeón, precioso por cierto, y ha querido enseñar sus habilidades con el instrumento. La verdad es que sonaba maravillosamente, con sonidos más cercanos a cuerda como explicaba su dueño a Noa (en realidad Achinoam Nini Barak, así se llama esta cantante de Israel) y su cuarteto italiano acompañante. Estos miraban en silencio y con mucho interés el sonido que salía de este acordeón rojo, así como quien pasaba por allí y tenía la fortuna de oirlo también...Al final, la cantante se ha arrancado a seguir la música del acordeón con un la,la,la,la, muy bonito, lástima no tener una grabadora a mano...