Una mañana cualquiera, hacia las 9,30:
-Buenos días. Prepáreme la cuenta por favor.
-Muy bien. ¿Me dice el número de habitación?
-113
-...Perdone. Creo que se ha equivocado de habitación...
-Pues no creo. A mí me parece que es la 113. Espere un momento.
El cliente saca la ficha que se le hizo al llegar, y después de mirar un rato, durante el cual yo diplomáticamente espero sin decir nada, dice:
-Oh!! Perdone. Es la 115. No sé por qué se me había metido en la cabeza la 113. Pero, ¿Cómo sabía usted que no era mi habitación si no me había visto usted hasta ahora?
-Muy sencillo...

Aquí dejo que comente el que quiera como supe deducir que se había equivocado de habitación, si a ese cliente no le había visto nunca, ya que llegó anoche y mi turno comienza a las 7,00 horas.
Se deduce también que nadie me ha informado de que va a salir a esa hora.